Físicas filosóficas.




'De alguna manera, alguien, en algún lugar.. Está mejor sin mi.'

Y lo sé. Y ya no duele.

...O será que simplemente toda esta situación existe para compensar la sensación mía de necesidad absoluta por perderme entre sus dedos. Es sencillo; todo pasa a ser una relación entre dos cargas: tu tan positivo como siempre, tan.. Sin necesitarme; y yo, siempre pululando como esa pequeña partícula de carga negativa que se empeña en atraer tu cuerpo al mío aunque de ocho escasas horas de susurros se tratase. Me conformo con vivirte en un roze efímero; inhalarte, y exhalarte inmediatamente para que no me dé tiempo a engancharme a ti. Ya sabes.. 



Estudiar Física, y acordarme de esa sonrisa al calcular el maldito movimiento armónico simple es parte del masoquismo que jamás dejará de aparecer en mi rutina; y lo agradezco. Agradezco sentirme vacía en ocasiones, necesitar un café para llenar de calor y recuerdos el cuerpo y, sobre todo, darme un respiro ante la ecuación vitalicia que se empeña en calcular mis caídas y ascensos, para dejar constancia de ellos es esa gráfica perpendicular que acabo formando con tu cuerpo..

La noche se presenta fría, y larga. Después de mantener el equilibrio sobre agujas de catorce centímetros durante cuatro horas cualquier otro reto era ridículo; intentar estudiar mientras mi cuerpo pide de ti y mis párpados no hacen más que ponérmelo más y más difícil, insistiéndo en hacerme olvidar todo y dormírme bajo mis frías sábanas. Retos, siempre tan oportunos.
Escucho como maulla mi alma, pidiendo marcar tu número aún sabiendo que rechazarás la llamada, y rompo mi concentración para dedicarme a convencerla de que es imposible.
Eres imposible. Eso sí era un desafío, pero no se trataba solo de un berrinche felino-hormonal que tenía que apaciguar esta noche, qué va; cada maldito día acabo así, con ganas de lamer tus heridas.

Y bien, ¿Qué propones? ¿Qué puedo hacer con todo esto? Si de la única fórmula que me acuerdo es la que me enseñaron tus fríos dedos. Block neuronal, y las fuerzas de rozamiento contra tu gotelé erizan mi piel aún siendo solo un recuerdo..

Lo pienso, y es tan cierto aquello que dijo Descartes sobre la tal moral privisional; ahora que la mía quedó perdida en tus almohadas, no me queda otra que estudiar mi vida recuerdo a recuerdo, y asimilar de los errores que he ido coleccionando. 
Lo primero que he aprendido es no fiarme de los sentidos; malditos mentirosos. He acabado engañada por ellos y por ti tantas veces como llamadas de recepción recibimos cada vez que los de la habitación de al lado se quejan del ruido que percusiona ese cabecero, haciendo de banda sonora para nuestra farsa de película.
También, he sabido descartar cada evidencia de mínimo sentimiento que percibía en tu manera de mirarme, al igual que logrado convencerme de que puede haber algo de cierto en lo que me susurras cada mañana; pero, ¿Sabes? Siempre he llegado al final de la cadena encontrándome con este nudo en la garganta que solo afloja cuando sonrío al ver tu nombre iluminando la pantalla del iPhone..

Cierro el libro. No puedo seguir así.. ¿Qué falla? ¿Qué coño has hecho en mi vida? Me siento como uno de esos muelles ruidosos de las camas de hotel; oscilo, sintiéndo el vértigo que me provocas cada vez que vuelves, y esa presión de un qué se yo en el pecho cada vez que me dejas. Me dueles,pero soy tan súmamente masoquista que no hay rozamiento cardíaco que pare mi vaivén; sigo ganándote y perdiéndote, y lo peor es que me gusta.

En fin, calcular la cinética de cada orgasmo en Julios sería una buena forma de empezar a aprobarte. Pero nada, me quedaré divagando una vez más hasta la madrugada, dormiéndome involuntariamente trás llegar a la conclusión de que jamás serán tuyas las manos que me provocan este escalofrío que sube desde mis caderas hasta la nuca, o, bueno.. Quizá sí sean las tuyas, sin tú siquiera saberlo.



Físicas traidoras, siempre acabo con las manos en la masa de tus ausencias, calculándo la gravedad de las ganas que me hacen estar atada a ti, aún estando tú tan lejos.
Mantengo una aceleración continua en el auge por salir de ese bosque vicioso en el que me perdieron tus palabras. Pero soy incapaz. Siempre acabo tropezando con la misma piedra que me hace caer en tus brazos.