Me plantas

Prometí no volver a escribir. Juré.

Hoy me muerdo la lengua y digo tú y tú, y nosotros y tú y otra vez tú. Tú. Y yo. Ahora tu nombre sabe a sangre. 

Tú. Me plantas flores en los ojos con cada orgasmo, me arrancas del pelo las malas hierbas, me escupes en la boca creando oasis para este desierto que es mi alma.

Tú. Me conviertes en parterre, perro fiel, en mi ventana sólo es para ti la entrada. "¡Ven, valiente!". No corras por el alféizar, no vaya a ser que caigas en otras manos que no son las mías. Objeto de deseo. Te clavaría en mí con cada abrazo.

Tú. Mis días trece. Mis horas cero. Mis ingresos y altas y caídas. Toda yo soy hoy lo que hay escrito sobre ti. Hoja de calco. Sábana santa cada vez que invoco a Dios en nuestro ritual de carne. Cenote soy y tú mis diablos alimentas.

Yo. Seda blanca manchada de sangre de virgen. Mentira cual herida con sal. Suicida salvada. Roca moldeada por tu agua. Sirena de vapor de té. Descafeinada.

Y tú. Y yo. Y mil veces tú y una yo y así nacieron las noches. Todas para verte la luz bajo esas pestañas.