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Hacerte la cama con la piel suave de mis ingles. Esperarte. Tu ausencia hay veces que me pesa más que el orgullo, y eso ya es decir. Esperarte. Ver como las polillas huelen viciosas tu ropa. Qué risa. Qué tonta polilla parezco a veces. Esperarte. Verte caer y levantarme corriendo para mirarte desde arriba y verte pequeño-pequeño, verte la infancia por dentro; sacarte la nicotina, el miedo, la rabia, morderte fuerte la oreja para que sepas cómo es pertenecer a una manada. Lamerte fuerte las tripas y curarte el vértigo. Vamos, esperarte. Esperar a que crezcas y me encuentres esperándote, me mires desde arriba y quieras bajar a buscarme, que en mi mundo las torres son invertidas, ya ves.
Esperarte. Para que llegues y le cambies el tiempo al verbo. Y nos esperemos con ansia para siempre.