(Sin grandes títulos)

No sé qué tipo de vida sería si no tuviese frío en pleno mes de Julio. No sé que haría sin escribir, con la excusa de calentarme las manos con el calor del portátil. Tampoco sé qué haría sin ti, a pesar de que ya sé que no te tengo...
Supongo que la cuestión es que me niego a aceptar la realidad. Mi realidad. Me niego a ver que realmente estoy un poco sola y despeinada, que ya ni me gustan las mismas cosas que amaba hace un mes y que lo cierto es que pienso muy a menudo que debería mandar mis ganas de hacer el amor de vacaciones. No sé, quizá a Barcelona o a Cancún. A algún lugar de esos que tienen mágia sin ser películas Disney, ¿Sabéis a qué me refiero? Pero nunca lo hago. Es como si me escondiese, pasando siempre por el pasillo de los productos de limpieza, sabiendo que es el menos transitado del supermercado y que ahí siempre huele a limpio; no como en mi alma. Luego compro cruasanes rellenos de chocolate y me los como de vuelta a casa, pensando que 'ojos que no ven, calorías que no existen' y así con todo. Y así contigo. Te muerdo despacito pensando que si esta vez no te quejas no necesitaré más excusas de esas que sigo inventando desde que me conociste sin querer en un bar que ni me gusta, tomando vino que sabía a corcho y con el carmín comido por las palabras. Todo una telenovela, yo sé.