De esto que te mientes y recuerdas cosas que te jurabas haber olvidado..



Nunca está de más admitir que muchas de las veces que te sacaba de tus casillas era por el simple placer de discutir; y nunca he dicho algo tan sincero.
Me encantaba tu forma de no ver el momento de visualizar la verde luz de ‘Salida’ entre todas mis virtudes por el hecho de estar más que harto de todos esos defectos y caprichos que no hacían más que engancharte a mi; yo era tu droga. Y tú eras demasiado débil para soportar la abstinencia…
Discutíamos y follábamos, confundiendo así la tormenta con la calma sin percatarnos de que lo primero nos hacía querernos más y lo segundo… Volver a discutir.

Bucles, automentiras y olor a café recién hecho.

No sé porque hoy me ha dado por recordar estas pequeñas obras de teatro que nos montábamos los dos, pero sobre todo me he parado a pensar en el detalle de que tuve la mala suerte de haberme enamorado de ti por esas malditas bragas de encaje amarillo que esa tarde aún no me habías intentado quitar…

En fin. Esta es la parte que más me gusta, disfrútala conmigo:

    ¿Pero qué dices? ¿¡Qué has hecho tú por mi!?
    ¿Que qué he hecho?.. Recuerde que su polla aún huele a mi chicle de menta, caballero.
    Yo no te echo en cara las veces que tú has hecho conmigo lo que has querido…
    Jajaja.. ¡No seas necio! Tú siempre me lo echabas todo en cara, aunque yo te pidiese que me avisaras; aunque te lo suplicase de rodillas… Siempre acababas haciéndome daño.
    Pero... ¿Se puede saber de qué me estás hablando? No hay quién te entienda.
    De amor. ¡De sexo! De que quiero que me ames con las mismas ganas que me follaste la última vez; quiero que me beses con el mismo odio que ahora mismo inunda tus ojos… Quiero dar la vuelta al mundo; a tú mundo. Joder. Quiero quererte, pero parece que tú no quieres lo mismo que yo…
    …Estás completamente loca.
    ¡Lo estoy! ¿Y sabes lo que hay que hacer con las locas como yo?
    Alejarse de ellas.
    Todo lo contrario: debes abrazarme todo lo fuerte que puedas. Aprésame entre tus brazos, fúndeme contra tu pecho y deja que mi aliento de alivio se enrede alrededor de tu cuello... Cúrame. Eso debes hacer; ser mi anestesia.
    Quizá yo no soy lo que tú esperas de mi.
    Yo hace ya mucho que dejé de esperar.
    ¡Con más razón! Nunca has sabido lo que quieres, por mucho que hables de ello. Aún eres una cría.
    Sí. Una cría que ha conseguido volverte loco en tan solo tres días. Una cría que te ha abierto su corazón, piernas y manos. Una cría que te ha enseñado a hacer café y a amar como nunca supiste hacerlo... ¡Joder! Admítelo, no seas tan orgulloso…
    Se acabó; me marcho.
    Pues lárgate... ¡Hazlo!
    ¿Prometes no seguirme, ni montar más numeritos?
    Prometo olvidarte, maldito hijo de puta…
    Jajaja… Eres maravillosa.
    No, soy una pequeña errata más en tu larga lista de pelanduscas.
    No es así…
    Ya no importa. Debes irte.
    ¿Y qué pasa si ahora me quiero quedar?
    Nada. Solo que ahora vuelvo a tener el corazón hecho añicos; ahora ya no sé quererte.
    Bueno, entonces me quedaré para darte un par de lecciones a cambio de café…
    ¿Un cortado?
    Por favor.