<<Me niego a pedir disculpas por ser una zorra y escribir sobre ello si consigo que una chica en este país no se siente en un cuarto oscuro y diga "quiero morir" mientras la gente le llama puta.>>

Aquí: 

(Sin grandes títulos)

No sé qué tipo de vida sería si no tuviese frío en pleno mes de Julio. No sé que haría sin escribir, con la excusa de calentarme las manos con el calor del portátil. Tampoco sé qué haría sin ti, a pesar de que ya sé que no te tengo...
Supongo que la cuestión es que me niego a aceptar la realidad. Mi realidad. Me niego a ver que realmente estoy un poco sola y despeinada, que ya ni me gustan las mismas cosas que amaba hace un mes y que lo cierto es que pienso muy a menudo que debería mandar mis ganas de hacer el amor de vacaciones. No sé, quizá a Barcelona o a Cancún. A algún lugar de esos que tienen mágia sin ser películas Disney, ¿Sabéis a qué me refiero? Pero nunca lo hago. Es como si me escondiese, pasando siempre por el pasillo de los productos de limpieza, sabiendo que es el menos transitado del supermercado y que ahí siempre huele a limpio; no como en mi alma. Luego compro cruasanes rellenos de chocolate y me los como de vuelta a casa, pensando que 'ojos que no ven, calorías que no existen' y así con todo. Y así contigo. Te muerdo despacito pensando que si esta vez no te quejas no necesitaré más excusas de esas que sigo inventando desde que me conociste sin querer en un bar que ni me gusta, tomando vino que sabía a corcho y con el carmín comido por las palabras. Todo una telenovela, yo sé.




Siete.


<<Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si 
saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta 
cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca
que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida
entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en 
tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu 
boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al 
cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan
entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas 
se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas
la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene 
con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu
pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como
si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de
fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un
breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. 
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar
contra mí como una luna en el agua.>>

Julio Cortázar.- Rayuela